Su último show fue el 5 de julio en Villa Park, junto a los miembros originales de Black Sabbath.
Ozzy Osbourne, ícono indiscutido del heavymetal y fundador de BlackSabbath, murió este martes a los 76 años. Su fallecimiento se produjo apenas unas semanas después de su último concierto, realizado el 5 de julio en el estadio VillaPark de Birmingham, su ciudad natal. Aquel show, anunciado como «el mayor espectáculo de heavy metal de la historia», marcó su despedida definitiva de los escenarios y reunió a los miembros originales de la banda: Geezer Butler, Tony Iommi y Bill Ward.
El comunicado familiar, difundido por medios británicos, confirmó la noticia durante la tarde del martes 22 de julio: «Con una tristeza indescriptible, tenemos que informar que nuestro querido Ozzy Osbourne falleció esta mañana. Estaba con su familia y rodeado de mucho cariño. Pedimos a todos que respeten la privacidad de nuestra familia en este momento». El artista venía atravesando serios problemas de salud desde que en 2020 hizo pública su lucha contra el Parkinson.
Nacido el 3 de diciembre de 1948 bajo el nombre de John Michael Osbourne, el cantante dejó la escuela a los 15 años y tuvo varios trabajos antes de iniciar su camino musical, entre ellos obrero y trabajador de matadero. En 1968 fundó BlackSabbath, banda que cambiaría para siempre el rumbo del rock con su sonido oscuro y sus letras profundas. Discos como Paranoid y Master of Reality lo posicionaron como una figura central en la construcción del heavy metal.
La etapa solista de Ozzy comenzó tras su salida de la banda en 1979. Blizzard of Ozz, su primer álbum, fue un éxito rotundo impulsado por canciones como «Crazy Train» y su estilo provocador. Su carrera también estuvo marcada por episodios excéntricos, como el recordado momento en el que mordió la cabeza de un murciélago en pleno escenario. Con su esposa Sharon, lanzó el festival Ozzfest y protagonizó el reality TheOsbournes, fenómeno televisivo en los años 2000.
La última presentación del cantante fue especialmente emotiva. En ese show, además de repasar algunos clásicos de la banda, presenció una propuesta de casamiento de Sid Wilson a su hija Kelly. Durante la velada, Osbourne agradeció al público por décadas de acompañamiento y anunció que, debido a su estado de salud, esa sería su despedida definitiva de los escenarios. «Fue un honor cantar para ustedes», dijo frente a miles de fanáticos que coreaban su nombre.
Ozzy Osbourne deja un legado imborrable. Su música, su estilo irreverente y su capacidad de reinventarse a lo largo de más de cinco décadas lo convirtieron en una figura única de la cultura popular. Desde los oscuros pasajes sonoros de BlackSabbath hasta sus incursiones televisivas, supo conectar con generaciones enteras. Hoy, el mundo del rock lo despide con gratitud, respeto y una certeza: el Príncipe de las Tinieblas se convirtió en leyenda.
