El presidente de la UIA, Martín Rappallini, pidió actualizar convenios colectivos para «producir mejor y más barato», en medio de un paro en su propia planta tras la muerte de un trabajador
Este 1° de mayo, Día Internacional del Trabajador, el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Martín Rappallini, eligió reclamar públicamente una reforma laboral que permita «actualizar convenios de hace 50 años» y avanzar hacia una legislación «moderna y adaptable». En declaraciones radiales, el dirigente sostuvo que es clave reducir los costos de producción para competir mejor a nivel global. La agenda de la UIA, según anticipó, se centrará en ese objetivo junto a una rebaja impositiva, en sintonía con el enfoque desregulador impulsado por el ministro de Economía, Luis Caputo, y avalado por el presidente Javier Milei.
En paralelo a su discurso sobre modernización y eficiencia, Rappallini enfrenta un conflicto gremial en una de sus propias empresas. El Sindicato de Obreros Ceramistas de Salta declaró una huelga en la planta de Cerámica Alberdi —propiedad del titular de la UIA— tras la muerte de un trabajador tercerizado que realizaba tareas de mantenimiento. El gremio denunció otras situaciones graves previas y apuntó directamente a las condiciones de trabajo, acusando a la compañía de priorizar las ganancias por sobre la seguridad. La empresa, por su parte, lamentó lo sucedido y afirmó cumplir con todos los protocolos establecidos.
La coincidencia entre el reclamo por una reforma laboral y los cuestionamientos sindicales en su propia firma no pasó desapercibida, especialmente en una jornada que conmemora los derechos laborales. La propuesta de la UIA de abaratar costos internos y flexibilizar la normativa llega en un contexto donde los salarios reales continúan perdiendo poder adquisitivo y las negociaciones paritarias avanzan a paso lento, muchas veces con intervención directa del Gobierno. La muerte del trabajador en Alberdi, además, reavivó la preocupación por los niveles de precarización que podrían profundizarse con una legislación más laxa.
Mientras el oficialismo sostiene su discurso de eficiencia y competitividad, las tensiones con los sectores gremiales se mantienen vivas. El rol de Caputo en la negociación con empresarios y la postura de Milei respecto a los sindicatos configuran un escenario donde la palabra «modernización» puede adquirir múltiples lecturas. En este 1° de mayo, la agenda patronal se impone en el debate público, aunque no sin resistencias ni contradicciones.