Desde que asumieron Javier Milei y Luis Caputo, la deuda aumentó más de USD 35.000 millones

Desde diciembre de 2023, la deuda bruta nacional creció USD 35.463 millones y el Gobierno firmó un nuevo acuerdo con el FMI que suma pagos por más de USD 72.000 millones hasta 2035.

Desde que Javier Milei asumió la presidencia, con Luis Caputo al frente del Ministerio de Economía, la deuda bruta de la Argentina aumentó en más de USD 35.463 millones, según datos del Instituto Patria Grande (IAG). En mayo de 2025, el stock total alcanzó los USD 461.019 millones. Esta cifra incluye tanto la deuda en moneda extranjera como en pesos. El principal salto se explica por el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que incrementó los pagos proyectados en USD 17.000 millones adicionales respecto al convenio firmado en 2022.

El equipo económico ha insistido en su objetivo de acumular reservas para cumplir con las metas pactadas con el FMI, aun cuando esto implique asumir más compromisos de deuda. Caputo recurrió a licitaciones de hasta USD 1.000 millones por mes en deuda en dólares, un nuevo repo con bancos por USD 2.000 millones y la reactivación de instrumentos como el BOPREAL. Así, se proyectan colocaciones por más de USD 7.000 millones en 2025, todas orientadas a robustecer reservas a corto plazo. Sin embargo, esta estrategia ya genera alertas por la posible formación de una burbuja insostenible.

El nuevo acuerdo con el FMI eleva el cronograma de pagos a USD 72.487 millones en los próximos 10 años, con vencimientos especialmente abultados desde 2028: USD 32.418 millones de capital, USD 5.764 millones en intereses y otros USD 2.437 millones por sobrecargos. «Lo que era deuda intra Estado ahora es deuda con el FMI, que condiciona la soberanía monetaria y financiera«, advirtió el economista Hernán Herrera. A su vez, Luis Secco remarcó que la deuda en pesos pasó de $83.872.718 millones a $237.773.072 millones, un incremento de $153.900.354 millones, mientras que la deuda en dólares apenas bajó USD 90 millones.

En un intento por seducir a inversores, el Gobierno eliminó los controles de capital que exigían una permanencia mínima de 180 días, una medida similar a la flexibilización de restricciones ocurrida en 2018 durante la gestión de Mauricio Macri. Las similitudes no se limitan a lo técnico: en ambos casos, Caputo evitó controles estrictos para facilitar entradas rápidas de capital, generando flujos que luego podrían derivar en salidas igual de aceleradas. «Esto puede facilitar un nuevo ciclo de entrada y salida volátil de dólares, como ocurrió en 2018″, apuntó Herrera.

A pesar de la mayor deuda, algunos indicadores muestran una mejora aparente. El porcentaje de deuda sobre el PBI bajó del 100% en diciembre de 2023 al 70% en abril de 2025, gracias a los desembolsos del FMI que inflaron transitoriamente las reservas. Sin embargo, el ratio de deuda en moneda extranjera respecto a las reservas llegó a superar el 1.100%, y si bien cayó a menos del 700%, sigue en niveles críticos. Para Herrera, estos números no reflejan una mejora estructural, sino un reacomodamiento riesgoso. «La situación es más frágil», advirtió.

Mientras tanto, desde el propio ámbito financiero se advierte que el contexto no es favorable a nuevas inversiones. «No va a haber inversiones hasta que no esté totalmente clara la ratificación electoralmente de lo que sea el plan económico», sostuvo el analista Ariel Maciel. La afirmación expone la desconfianza persistente sobre un rumbo que, lejos de traer alivio, parece reproducir las condiciones que llevaron a la crisis anterior. Con un Caputo que repite el libreto y un FMI celebrando, los costos recaen, como siempre, sobre los contribuyentes del presente y del futuro.

 

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